Srebrenica, 1995 – 2025: Treinta años de memoria
En julio de 1995, se cometió un genocidio en Srebrenica ante los ojos del mundo: el momento más oscuro de la historia europea reciente. En tan solo unos días, más de 8.372 hombres y niños, predominantemente bosnios, fueron asesinados sistemáticamente por miembros del llamado ejército serbio de Bosnia, mientras que mujeres, niños y ancianos fueron expulsados. Entre las víctimas del genocidio también se encontraban dos personas de nacionalidad croata.
Treinta años después, el genocidio de Srebrenica sigue siendo una herida profunda no solo para Bosnia y Herzegovina, sino también para toda la región, Europa y el mundo civilizado. El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) clasificó legalmente este crimen como genocidio, confirmando la responsabilidad no solo de los individuos, sino también de las estructuras que lo planearon y ejecutaron. En mayo de 2024, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución que declaraba el 11 de julio Día Internacional de Reflexión y Conmemoración del Genocidio de Srebrenica, con el objetivo de honrar a las víctimas inocentes, preservar la verdad histórica y promover la reconciliación. Entre los países que brindaron un firme apoyo y se encontraban entre los patrocinadores de esta resolución se encontraba la República de Croacia.
El sello postal conmemorativo de la República de Croacia, impreso con motivo del 30.º aniversario del genocidio de Srebrenica, no solo es un símbolo filatélico, sino también una digna muestra de recuerdo, reconocimiento y solidaridad humana. Este sello expresa un profundo respeto por las víctimas inocentes, el dolor de sus familias y un compromiso inquebrantable con la verdad y la justicia.
Srebrenica no es solo el nombre de la ciudad; es un símbolo de tristeza, resistencia al olvido y la lucha por la dignidad. En su nombre, enfatizamos que la verdad no debe reescribirse, que el crimen no debe silenciarse y que la paz debe construirse sobre la responsabilidad y la compasión. Recordar el genocidio de Srebrenica no es un acto político, sino una obligación moral de toda persona consciente, de toda sociedad y de todo Estado que lucha por un futuro justo.
Treinta años después, las miles de lápidas blancas del valle de Potočari no permanecen en silencio. Hablan en voz baja, pero con claridad: nunca olvidar, nunca más. Por eso, este sello postal viaja por el mundo como la voz de quienes ya no pueden hablar, como el mensaje de una nueva generación que tiene la tarea de convertir la memoria en responsabilidad.
Que este aniversario nos recuerde no solo la tragedia, sino también la fuerza de quienes sobrevivieron, la dignidad de las madres de Srebrenica y la necesidad de construir sociedades basadas en la verdad, la justicia y el respeto a la dignidad humana.
En memoria. En respeto. En nombre de la humanidad.