Hace 185 años, el 12 de noviembre de 1839, se aprobó en el Principado de Serbia la Ley Militar (Закон воениј), la primera ley que define sistemáticamente la protección de la seguridad militar y prescribe sanciones para los actos de traición, deserción, rebelión, espionaje y actos contra la libertad del pueblo. Esta ley es la piedra angular de la existencia institucional y el desarrollo de la protección de la seguridad del Ejército y de los organismos y servicios que la implementan. Su perfeccionamiento y funcionamiento, mediante diversas modalidades, continuó durante los siglos XIX y XX hasta la actualidad.
El levantamiento del pueblo yugoslavo contra la ocupación fascista en 1941, la formación de los órganos del gobierno popular y las unidades del NOV (Ejército Popular de Liberación) y las POJ (Unidades Partisanas de Yugoslavia), movilizaron a todos los patriotas en la lucha contra los ocupantes y los traidores. La protección de la seguridad se logró mediante la recopilación de datos sobre las formaciones militares de ocupación y oposición, así como la prevención de la infiltración de agentes enemigos. La inteligencia exhaustiva y agresiva, así como las actividades subversivas de los ocupantes y los traidores, requerían una protección más eficaz y la existencia de un servicio de contrainteligencia centralizado. Para ello, hace 80 años, el 13 de mayo de 1944, se creó el Departamento de Protección del Pueblo (OZNA), un servicio de seguridad centralizado. Dentro del OZNA, existía la tercera sección: la protección de contrainteligencia de las fuerzas armadas. Tras la liberación, en 1946, de las secciones tercera y cuarta del OZNA, se creó el Servicio de Contrainteligencia (KOS) del Ministerio de Defensa Nacional, que en 1955 recibió el nombre de Dirección de Seguridad, en 2002 el de Servicio de Seguridad Militar y, desde hace 20 años (a partir de 2004), existe bajo el nombre de Agencia de Seguridad Militar.