La era profesional de la cultura teatral eslovaca comenzó con la inauguración del Teatro Nacional Eslovaco en marzo de 1920. Si bien no contamos con una larga tradición de la que podamos enorgullecernos en comparación con nuestros países vecinos, el teatro eslovaco se puso al día y logró alcanzar importantes hitos y éxitos internacionales en poco más de cien años. Gran parte del mérito de esto recae en los actores: en cada período histórico, hubo personalidades distintivas cuyo arte hizo que los jóvenes teatros eslovacos fueran notablemente más visibles. Una de las generaciones más fuertes fue el grupo de actores y actrices que actuaron en obras en el Teatro Nacional Eslovaco a finales de las décadas de 1930 y principios de 1940, como graduados de la Academia de Música y Arte Dramático de Eslovaquia (Conservatorio Estatal desde 1941). En aquel entonces, era la única escuela eslovaca donde se enseñaba interpretación. František Dibarbora (1916-1987) poseía un talento cómico único que se desenvolvía con naturalidad en el rico espectro de este género, desde la payasada vulgar hasta el humor de salón. Sin embargo, en sus últimos años, también mostró el lado trágico de su actuación. Karol L. Zachar (1918-2003) era considerado un intérprete que interpretaba papeles de edad avanzada gracias a su voz seca y áspera y su apariencia madura.
A partir de mediados de los años cuarenta, se consolidó como artista visual, pero principalmente como director. Durante las tres décadas siguientes, moldeó fundamentalmente el perfil del teatro eslovaco de posguerra. Mikuláš Huba (1919-1986) poseía una voz melódica y una expresión elegante que lo destinaron a interpretar papeles heroicos en dramas clásicos en verso, personajes que no dudarían en dar la vida por sus ideales. Asimismo, la voz de Viliam Záborský (1920-1982) fue su principal medio de expresión. Personificó a hombres de gestos firmes, comentaristas carismáticos, intelectuales o aristócratas, pero posteriormente también a sus opuestos, personas con un carácter animal. El talento de František Zvarík (1921-2008) le otorgó un lugar destacado tanto en obras de teatro, donde los directores lo veían principalmente en el papel de un bon vivant, disfrutando de los dones de la vida, como en la ópera, donde participó en importantes producciones del repertorio clásico con su bajo dramático. La naturaleza terrenal de Július Pántik (1922-2002) significó que tendiera a interpretar el papel de un altruista bondadoso, un rebelde autoritario o un sabio popular dentro de los clásicos eslovacos e internacionales. Seis artistas, seis talentos, seis matices de una interpretación eslovaca rica y colorida.