El asentamiento de eslovacos en Kisač (en eslovaco: Kysáč) comenzó en 1773, destacando el papel del conde András Hadik, quien, probablemente debido a su origen eslovaco, quiso asentar a un mayor número de sus compatriotas en su finca de Futog. El primer eslovaco en mudarse a Kisač fue Michal Vardžík (1736-1792). El año de la llegada de los eslovacos a Kisač quedó inmortalizado en la iglesia ortodoxa serbia construida ese mismo año.
La emisión de la Patente de Tolerancia en 1781 impulsó la llegada de una nueva ola de colonos, lo que creó las condiciones para el establecimiento de una escuela y la llegada del primer maestro y el primer sacerdote. La iglesia evangélica de Kisač ostenta la inscripción epigráfica más antigua de la Voivodina eslovaca, que data de 1802.
Durante 250 años, los eslovacos de Kisač lograron sobrevivir y preservar su identidad en un entorno multinacional gracias, principalmente, a circunstancias sociopolíticas favorables. El establecimiento y funcionamiento sin trabas de instituciones, sociedades y asociaciones clave de carácter nacional (en los siglos XVIII y XIX, por ejemplo, se fundaron una escuela, una iglesia y la Sociedad de Lectura, y en el período de entreguerras, la Sociedad de Mujeres Checoslovacas, la Sociedad de Cetrería Sokolstvo Jedinstvo, el club de fútbol Tatra, la Sociedad de Artesanía Zanatsko društvo, la junta local de la Matica slovačka en Yugoslavia, etc.) influyó positivamente en la difusión de la alfabetización, la preservación de la lengua materna eslovaca y el desarrollo de la conciencia nacional. Aquí cabe destacar la coexistencia ejemplar con otras nacionalidades de la zona, sobre todo la cooperación serbio-eslovaca en todas las instituciones locales y más allá.