La primera mitad del siglo XIX trajo a Europa un intenso desarrollo económico, revoluciones industriales y civiles en todo el continente, luchas por la liberación de los pueblos y el surgimiento de nuevos estados.
Tras el Congreso de Berlín, que confirmó la independencia de Serbia como estado independiente y amplió sus fronteras, se inició un intenso trabajo para la implementación de planes para el desarrollo del tráfico ferroviario, que incluían principalmente la conexión entre el Imperio austrohúngaro y el Imperio otomano a través del territorio del Principado de Serbia, en el que el joven estado veía su interés estratégico, ya que Austria-Hungría se comprometió a conectar su red ferroviaria con el primer ferrocarril serbio planificado cerca de Belgrado, a través del puente Sava.
El acuerdo firmado por ambos países estipulaba 1883 como fecha límite para la finalización de la construcción del primer ferrocarril serbio. Las obras de construcción de la infraestructura ferroviaria en Serbia fueron dirigidas por el Ministerio de Construcción, encabezado por el ministro Jevrem Gudović. En la gran ceremonia celebrada con motivo del inicio de las obras, el 3 de julio de 1881, en presencia de miembros del Gobierno, la cúpula estatal y numerosos dignatarios, cerca del actual intercambiador de Mostar en Belgrado, el príncipe Milan Obrenović usó un pico de plata para simbolizar la colocación de los cimientos del primer ferrocarril serbio en la ruta Belgrado-Niš.
La construcción del ferrocarril comenzó en el Principado de Serbia, y el primer tren recorrió la nueva vía, de 243 kilómetros de longitud, en el Reino de Serbia, ya que Serbia se había convertido en un reino entretanto. El primer tren ceremonial partió de Belgrado con destino a Niš el 4 de septiembre de 1884. El tráfico ferroviario regular comenzó a operar el 15 de septiembre de ese mismo año.
