Un récord mundial ante su público
En la temporada 2024-25, Domen Prevc se convirtió en un saltador de esquí que se convirtió en el alma de la familia eslovena del salto de esquí. En febrero, en Trondheim, se proclamó campeón del mundo por partida doble. Primero en la competición individual y luego junto a Anže Lanišek, Timi Zajc y Lovro Kos en la prueba por equipos. Sus saltos ganadores de la medalla de oro en el Campeonato Mundial demostraron que Domen está en su mejor momento. Tranquilo, concentrado y listo para algo más.
Ese "algo más" llegó en el lugar donde Eslovenia más ama el salto de esquí: en Planica. Ante una multitud de aficionados locales, bajo el cielo de su tierra, en la Colina Voladora de los Hermanos Gorišek, voló unos increíbles 254,5 metros. Silencio antes del despegue, respiración contenida durante el vuelo, una explosión de orgullo al aterrizar. En ese momento, no solo voló Domen, sino toda Eslovenia. Y cuando el récord mundial apareció en la pantalla gigante, las gradas temblaron, los ojos se llenaron de lágrimas y las banderas ondearon.
Tras 14 años de ausencia, el récord había llegado a casa. Y por primera vez en la historia, lo había establecido un esloveno. En el salto de esquí de su país. En el abrazo de su propia nación. No se trataba solo de un logro deportivo. Era un momento histórico que nos recordaba a todos por qué el salto de esquí es más que un deporte en Eslovenia. El sello con su imagen es un homenaje a ese momento. Un homenaje a Domen.
La temporada récord de Nika
El salto de esquí es mucho más que un deporte en Eslovenia. Es una forma de pensar, un sentimiento, un momento compartido en el que contenemos la respiración, en el que nos elevamos junto al saltador y observamos con profundo orgullo cómo nuestro pequeño país demuestra una vez más por qué pertenece a la cima de la élite mundial del salto de esquí, donde ha estado durante décadas.
La mayor estrella de la temporada 2024-25 fue Nika Prevc. Con 15 victorias, diez de ellas consecutivas, dos medallas de oro en el Campeonato Mundial y su segundo gran globo de cristal consecutivo como ganadora general por puntos, se convirtió en un símbolo de excelencia deportiva, determinación y una nueva generación de campeones eslovenos. Invicta desde febrero, terminó la temporada con una diferencia récord de puntos sobre la subcampeona.
El momento cumbre de su invierno llegó en marzo en Vikersund, cuando estableció el récord mundial femenino con un salto de 236 metros. De hecho, aterrizó en la marca del récord dos veces.
Nika cautivó con su serenidad, madurez de carácter e increíble precisión técnica. Había algo perfecto en cada salto. El sello que lleva su imagen rinde homenaje a una temporada en la que voló más lejos que cualquier otra mujer antes que ella y pasó a la historia.
